¿Por qué regrese a Tampico?

Varios mese ha que tengo esta pregunta en la mente y por ahí he ensayado varias respuestas. La que más verdad carga es:

Porque ya estoy harto de ser un expatriado, de no tener un lugar que pueda llamar hogar en el que pase más de tres meses seguidos, de andar del tingo al tango sin raíces y sin lograr más nada que conocer nuevos lugares, desarrollar la vida profesional y seguir relegando la vida personal para después.

Extrañaba el amor que sólo te puede dar una familia como la nuestra, tener más cerca a los viejos amigos de quienes, el tiempo y las circunstancias, me alejaban más y más. Después de 10 años extrañaba las preocupaciones de mi madre, sus regaños, y sus desayunos tan ricos.

Regresé, porque en México todavía es relativamente fácil fincar negocio, forjar futuro, las oportunidades son muchas y la gente que se queda es poca.

Hoy me doy cuenta que también regresé por algo más:

Regresé porque a final de cuentas soy un hombre de familia, porque mis raíces, mis valores, lo que soy lo aprendía acá en éste país de contradicciones, de paradojas, de amor e ilusiones, de unión y crecimiento, de risas y lágrimas, de trabajo y relajación. Estoy orgulloso de lo que soy y lo más importante lo aprendí de mis abuelos, de mis padres, de mi familia, acá fue el mazo y el cincel que delinearon la piedra bruta---bastante bruta---las salidas de tampico, primero a monterrey, luego a puebla, luego a europa, con toda la gente tremenda que me honra llamar amigos le dieron los trazos suaves que formaron la escultura dinámica que ahora soy.

Creo que regresé buscando a alguien con quien hablar, que me entendiera y que la entendiera, que la respetara y me respetara, que juntos fueramos más que dos. Alguien con quien formar familia, una familia grande, compuesta de mi familia y su familia, independiente, dinámica. Con sus problemas y sus soluciones, con sus lágrimas y risas---me acordé de la serie de radio novelas, creo, que se escuchaba en casa de mi abuela paterna cuando estaba peque---


Hoy me doy cuenta que al principio éstas últimas fueron las razones más importantes para regresar y hoy las primeras y algo de amor a mi país se han convertido en las únicas. El resto, ya pasará si tiene que pasar, en donde tenga que pasar y como tenga que pasar.

Hoy, no sé dónde voy a estar el próximo año. Pero estoy seguro que, en cualquier lugar que sea, la familia, los amigos y el país los voy a llevar en el corazón y a flor de piel como siempre, pero no los voy a extrañar como antes, algo cambio, algo se rompió para bien.

Nunca me va a dejar de gustar viajar en un auto por aquí y por allá con un buen amigo o con mi pareja. Nunca me van a dejar de gustar los caballos y siempre estaré tratando de aprender a montar y tener dinero suficiente para comprar uno. Ese soy yo al menos en dos cosas, ya se enterarán de más.

Yo puedo ser quien soy, en cualquier lugar del mundo. Y sobre todo, ser feliz, tanto o más de lo que lo soy ahora.