Tuesday, May 30, 2006

Carta a Francia II

Hay ciertas ideas, que parecieran no salir de la cabeza de uno por voluntad propia. Si no que llegan personas especiales que las sacan con su presencia. Personas que son como sirenas que atraen a estos pensamientos escondidos, perdidos, tan perdidos que ni siquiera uno sabe que estan ahí. ¿De quién son éstas ideas al final? Si el que las dice no sabía que estaban ahí si no hasta que llega el que las ha de llamar.

Bueno, hoy aparece otra "Carta a Francia". El nombre responde a dos razones. La primera es que una carta a Francia, para mí es una carta escrita para alguien de quien no tienes su dirección. Me explico, una carta que no será respondida, dar algo sin esperar recibir nada a cambio, sólo porque nace y tiene que ser dado. La segunda razón del nombre, pues es que es una carta a Francia.

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Y mira, tú. Que vives allá, lejos y cerca, en el límite de la realidad. Escondida entre verdades y mentiras, entre los sueños y fantasías de aquellos que pudieron imaginar un mundo mejor, y les quedo peor.

A tí es que te busco en el medio de mi febril (des)esperanza, porque sólo una mujer imperfecta puede ser un sueño tan perfecto que ha de llenar mis faltantes, complementar mis vicios y virtudes, acompañar mis gozos y dolencias.

Así pues, mira tú. No te escondas. Que yo no soy el único que te busca. Te busca tu alma, tu ser, tu consciencia, y todo eso que te hace tan tú, tan perfecta. Tan Úrsula, tan Pilar, tan Amaranta, tan Rebeca, tan mujer en el medio de Macondo.

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