Elecciones Personales
Ayer me fuí a cenar con un buen amigo. A lo largo de nuestra conversación surgió el infame tema del momento: las bodas de los amigos. Bueno, no es infame, pero al parecer todo mundo o se compromete, o se casa, o ya está teniendo hijos.
En el barullo del billar donde cenábamos surgieron muchas teorías, ya saben conspiraciones de mesa de café, al respecto de lo bien que te hace casarte. ¿Por qué? Porque de alguna manera te hace cncentrarte en estar en un sólo lugar y establecerte. Está bien, esa fue la conclusión de dos personas que se la pasan de un lado a otro sin echar raíces en ningún lugar en particular. Y que no queremos ser los abuelos de nuestros hijos, ja ja ja.
Bueno, eso paso ayer. Una tarde tranquila, cenando con un buen amigo irlandés.
En el barullo del billar donde cenábamos surgieron muchas teorías, ya saben conspiraciones de mesa de café, al respecto de lo bien que te hace casarte. ¿Por qué? Porque de alguna manera te hace cncentrarte en estar en un sólo lugar y establecerte. Está bien, esa fue la conclusión de dos personas que se la pasan de un lado a otro sin echar raíces en ningún lugar en particular. Y que no queremos ser los abuelos de nuestros hijos, ja ja ja.
Bueno, eso paso ayer. Una tarde tranquila, cenando con un buen amigo irlandés.
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